lunes, 24 de noviembre de 2008

Golpe a los militares españoles

Las muertes de Juan Andrés García y de Rubén Alonso Ríos han sido un duro revés para el ejército español desplazado en Afganistán. Los militares se encuentran en una zona en la que ha aumentado los ataques talibanes en los últimos tres años. En 2007, 150 atentados suicidas hubo en este país. Los islamistas radicales tienen controlado toda la zona montañosa del este y del sur. Por lo tanto, la nación afgana no está controlada por los ejércitos occidentales y por ello se debe exigir una retirada inminente de nuestros soldados.

La situación de paz que había en Afganistán en el año 2003 ha desaparecido. Los ataques por parte de los islamistas afganos han ido en aumento en los últimos tiempos. Los ejércitos occidentales no tienen el control total del país y los talibanes se refugian en las montañas y valles abruptos. Allí, ellos tienen el control. Los militares no han sido capaces de llegar a estas zonas y controlar la situación, además de detener a los militantes de Al Qaeda refugiados en las cuevas y santuarios.

De esta forma, la situación que hay en Afganistán es de guerra. Y lo peor no es que mueran los extranjeros, hecho que es bastante grave, sino que los talibanes se han empeñado en atacar a la población civil. Ellos no tienen armas para defenderse, como los militares. La mayoría de la población no tiene culpa de la situación en la que está inmersa su país. En el país afgano no hay seguridad ni para los civiles y tampoco para los soldados internacionales desplazados allí, ya sean franceses, ingleses o españoles. No están seguros en una zona en la que los talibanes pueden atacar cuando les plazca.

Así, llegamos a la conclusión de que nuestros soldados deberían retirarse de Afganistán de forma inminente. Los españoles se encuentran en guerra ya que los talibanes atacan a la población y a los militares de forma constante. No hay misión humanitaria en el país afgano. En consecuencia, los demás ejércitos deberían replantarse la situación, y en especial, los combatientes norteamericanos. Con la llegada de Obama a la presidencia de la Casa Blanca, estoy convencido de que se analizará y se tomarán medidas para resolver el grave problema que tiene la nación de Oriente Medio contra los islamistas radicales de Al Qaeda. Y contra Bin Laden, algo hay que hacer. Las reacciones a estos ataques deben ser inminentes y eficaces. Eso sí, no se van a abandonar a su suerte a los afganos.

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