miércoles, 26 de noviembre de 2008

Los "solidarios" 500.000 euros

La cúpula del artista mallorquín Miquel Barceló en la Sala de los Derechos Humanos y la Alianza de Civilizaciones ha costado 20 millones de euros. De éstos, España ha pagado el 40 % del precio final. El problema es que de esta cantidad, el Gobierno español ha sacado 500.000 euros de los Fondos de Ayuda al Desarrollo que en teoría, se deben destinar a aquellos países menos desarrollados.

El dinero destinado a los pobres no puede ir a manos de los más ricos, en este caso, de la ONU. Tienen razón los populares en este asunto en concreto, ya que con esa cantidad se podrían haber pagado 20 dispensarios en Haití, ocho colegios en Guatemala para 2.000 niños, tres acueductos en Colombia para 36 aldeas o 178.000 vacunas contra el sarampión en África. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, atacó a la oposición afirmando que en el último año de gobierno de José María Aznar no se envió ninguna vacuna al continente africano ni aportó dinero para la educación en esta zona. No le falta razón a Moratinos, pero no se deben mirar los errores del pasado y de otros mandatarios. La justificación del ministro no sirve en estos difíciles momentos.

Además, el mundo está inmerso en una grave crisis económica. Y España no es la excepción. En el último año se ha incrementado el paro y hay familias que están teniendo muchos problemas para llegar a fin de mes. Los datos económicos de los últimos trimestres son demoledores. A pesar de los datos que indican que cada día se producen 3.000 despidos, el Gobierno de Zapatero sigue empecinado en pagar la cúpula. Y no hacía falta soltar de forma inmediata el dinero. Es cierto que la firma entre el Estado español, las empresas privadas y la ONU se rubricó en 2005, pero se podría haber pagado más tarde, cuando la quiebra económica se haya solucionado.

El dinero del Fondo de Ayuda al Desarrollo debería ser para aquellos países que más lo necesitan y no para pagar la cúpula de Miquel Barceló. El argumento de Moratinos se queda vacío cuando hacen falta colegios, hospitales y otras necesidades en gran parte del mundo. No deja de ser irónico que en el Día Mundial de la Infancia, cuando se reclaman soluciones a tremendas hambrunas, enfermedades, carencias en las necesidades más básicas de los niños, se sigan denunciando este tipo de denuncias o de polémicas.

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